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LA HISPANIA PRE-ROMANA

PROLOGO

Voy a comenzar por el prólogo porque en todos los libros sale uno aunque, si mi  intención no es escribir un libro, no sé para que leches lo escribo.


Para empezar, quiero aclarar que, en todos los libros de Historia de España que he leído, más o menos se dicen las mismas cosas por lo cual he llegado a la conclusión  de que todos beben de la misma fuente y luego lo expulsan con distintos colores.

Las interpretación viene de la mano de quien la escribe por eso, cuando los intereses nacionalistas, políticos, ideológicos, o vete a saber que intereses caminan de la mano de quien lo escribe, a mi, personalmente,  me produce cierta predisposición a no acabar de entenderlo.

Tengo la ventaja de no  ser doctor en algo, ni ser  catedrático de nada , por lo cual, llego virgen a este matrimonio y no tengo deudas con nadie.

Quiero explicar la historia de España a mi manera , como yo la interpreto y  basándome  en lo que he podido leer. Como nací mucho más  tarde, no puedo aportar vivencias personales y por lo tanto, soy consciente de que lo que escriba no sentará ningún tipo de cátedra. Menos problemas para mí.

No será ni densa ni extensa. Mi intención camina más hacia la cronología de bolsillo que al libro docto.
Bueno, hasta aquí el prologo. Lo bueno si breve, dos veces bueno. ( Cita popular).

LA PIERNA NO ERA LA DE LA MADURA SEDUCTORA

Linda Gray
Son anécdotas del cine pero resulta curioso conocer, después de tanto tiempo, que en la famosa imagen promocional de la película El Graduado, la pierna que supuestamente correspondía a la seductora cuarentona protagonista que interpretó la actriz Anne Brancroft, era realmente la de una, por entonces, joven modelo que cobró 25 dolares por posar en ella. El nombre de la modelo es el de Linda Gray que con el tiempo se hizo famosa por el papel de Sue Ellen, en la serie Dallas. Cosas del cine.

La bandera de Santa Eulàlia

Penó de Santa Eulàlia - bandera del Consell de Cent

El 24 de junio, con la acostumbrada ceremonia y copioso concurso, fue sacada en público la antiquísima y tan renombrada bandera de Santa Eulàlia, patrona de Barcelona, que en los antiguos tiempos se vio victoriosa contra los moros en el reino de Aragón y conquistas de los reinos de Mallorca y Valencia y contra potentados en los reinos de Sicilia, Nápoles, Cerdeña, Córcega y en diferentes costas de África. 

Balthassar, Melchior y Gaspar



Nacido Jesús en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes, unos Magos llegaron de Oriente. Y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta pararse sobre el sitio donde estaba el Niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. Y entrando en la casa, vieron al niño con María, su madre, y postrándose le adoraron; luego, abrieron sus cofres y le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.  Evangelio de San Mateo.


El mito de la invasión musulmana: Los árabes no conquistaron España en el siglo VIII

La rendición de Granada, pintado por Francisco Pradilla en 1882

Algunos historiadores cuestionan la versión oficial según la cual el Islam se implantó violentamente en la península, después de una invasión árabe, en el año 711. Argumentan que el Islam ni se impuso ni era ajeno a los hispanos, que lo abrazaron libre y mayoritariamente. En su opinión, la imposición musulmana no fue tal. Se trató de un “invento” promovido por la Iglesia con objeto de encubrir su derrota ante los cristianos unitarios, seguidores del arrianismo que predicó Prisciliano.

Ocurrió la historia tal y como nos la han contado? ¿Es posible que, en el siglo VIII de nuestra era, un ejército musulmán cruzara el estrecho de Gibraltar, derrotara a las tropas visigodas y avanzara victorioso hasta el punto de llegar a someter a casi todo el territorio peninsular? ¿Un puñado de bereberes pudo someter a 20 millones de hispanos durante varios siglos? En contra de esta hipótesis tenemos el hecho de que los documentos de la época no contienen referencias a aquella terrible invasión que, de ser cierta, habría supuesto para los peninsulares todos los males inimaginables. Las primeras noticias no aparecen hasta las crónicas latinas y musulmanas del siglo IX, a seis generaciones (150 años) de los hechos que se relatan, cuando el Islam estaba ya firmemente arraigado en la península. 
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